sábado, 5 de julio de 2014

Retrato esperpento: G latina: Palabracadabra ediciones: Lacolz




Un viernes 27 de junio:
Estamos presentando el libro de Eduardo del Castillo, mejor dicho de Edgar González, mejor dicho de Lacolz, una novela, o mejor dicho, una nivola. Pero también estamos presentando el primer libro de la colección g latina, y el primer libro también de Palabracadabra ediciones.
Muchos aquí ya conocen o han oído hablar de Palabracadabra, sobre todo del fanzine literario. Un proyecto en el que hemos trabajado a lo largo de varios años, que comenzó por allá del 2006 y luego estuvo varios años sin aparecer, hasta el 2010, con un nuevo equipo de colaboradores, diseñadores, correctores y editores sacamos el número 2 y después los siguientes.
Un proyecto editorial siempre es difícil de mantener, tanto económicamente como anímicamente, porque implica muchas horas de trabajo, mucha satisfacción con los autores e ilustradores que participan y con todos los que nos leen, pero también mucho cansancio y en los primeros números poca ganancia (todavía vamos en los primeros números).
Pese a todos los pronósticos, tenemos ahora 4 años con la misma idea: publicar textos frescos, juguetones, aunque con su dosis de inconformidad, de insatisfacción, pero también propositivos, sea en la forma o en el contenido, experimentales desde el lenguaje o desde su misma estructura. Dirigido a los jóvenes y los no tanto, es decir, a los jóvenes de pensamiento.
Una de las partes más divertidas es que elegimos los textos que más nos gustan y que creemos que a otros lectores agradarán también. Hace varios números que abrimos una convocatoria en redes sociales, cada vez nos llegan textos y gráficos de más lejos, y cada vez más nos conocen y nos piden ejemplares de lugares que ni imaginábamos, en fin, creemos que todo va viento en popa con el fanzine.  Pero esta no es una presentación del fanzine, sino el antecedente para lo que realmente quiero comentar.
A los que conformamos el equipo de Palabracadabra digamos que se nos facilita bastante complicarnos la vida. Cada vez que nos embarcamos con algo que sabemos que implica mucho trabajo y terminamos muy cansados y sin ganas de vernos en muchos días decimos que no hay que volver a hacerlo, que para qué tanto desgaste, que para qué tanto desvelo, y a veces hasta prometemos recordarnos unos a otros que la próxima vez que se nos ocurra algo así diremos que no, porque los proyectos editoriales necesitan de tiempo, de paciencia, de dinero, y ninguno de nosotros tiene tiempo, paciencia o dinero de sobra.
Pero por alguna razón siempre volvemos a recaer, como rehabilitados que dicen: “ésta si es la última, es la despedida”, aunque estamos seguros de que pronto surgirá algo más descabellado. Y sólo nos reímos cuando alguno se acuerda y dice: “¿qué no prometimos que no volveríamos a hacerlo así?” Pues bien, la única razón que se me ocurre es que de verdad es algo que se nos da con facilidad, como inherente a nosotros mismos y creo que en parte por ello seguimos juntos en el proyecto:
He aquí un diálogo de cómo sucede:
–¿Y si la novela que escribí con el apoyo de la beca del PECDA la editamos desde Palabracadabra?
–¿Pero que no te dijeron que con que repartieras unas cuantas copias e hicieras una presentación sencilla era suficiente para ya cerrar el proyecto?
–Sí, pero ¿y si aprovechamos que ya está escrita para comenzar la colección que habíamos platicado?
–¿Y cuánto tiempo tendríamos para revisarla, editarla e imprimirla?
–Pues como dos semanas.
–Sí, yo creo que sí se puede, tenemos mucho trabajo pero sí se arma.
–¿Y en dónde la presentamos?
–Pues que sea en un lugar que no tenga nada qué ver con presentaciones de libros?
–Ay, pues en julio se antoja una alberca, una fiesta playera (bromeando).
–¿Y qué vamos a tomar?, ¿y qué música va a haber?
–¿Y si le decimos a Máscara que haga la portada?
–Pero va a andar en el DF. Deja le pregunto.
–Dice que tiene demasiado trabajo, pero que sí se la avienta.

Y bueno, así comienza todo y en el cierre de edición ya estamos nuevamente pensando que tal vez es una locura y que quién se va a hacer cargo de la barra, y de la venta de los libros y que qué vamos a hacer si no alcanzan a llegar de la imprenta…, y el ciclo de la angustia vuelve, y si todo sale bien la alegría llega también, como una droga, y siempre aparece gente que quiere colaborar porque sí, y en momentos volvemos a creer que todo tiene sentido, y sí no lo tiene pues al menos somos ya muchos que no nos interesa si tiene sentido o no, que nuestro gusto es, y quién nos lo quitará. 


            Ahora, con lo anterior pareciera que ha sido una ocurrencia y nada más. Pero la verdad es que no sería así si fuera cualquier autor. Edgar ha estado todos estos años en el fanzine, trabajando también en los servicios editoriales, y en todo ese tiempo he seguido su escritura, sus gustos y sus obsesiones en la lectura. He sido su fan (secreta), ésta es la única vez que lo diré, ya saben, luego los escritores se inflan, y lo cierto es que lo que Lacolz escribe cabe perfectamente en lo que deseábamos en la colección, así que desde ahora lo declaro el padrino de ésta y a todos ustedes los testigos en este bautizo al Retrato esperpento. 
            En la contraportada  dice, sobre la colección, que g latina presenta narrativa actual, vitaminada, lúdica, atrevida y sin conservadores, que como decía antes, han sido los parámetros del fanzine: la experimentación y la libertad con calidad literaria.
            Sobre la nivola ya no ahondaré, porque ya sé que todos quieren que hable el autor y están aquí esperando a que yo termine, pero quiero decir algo sobre ella antes de correr por una cerveza y festejar.
            Recomiendo al Retrato esperpento porque es divertida e irreverente.
Deben leerla porque este muchacho tiene una habilidad grande para jugar con las palabras, para retorcerlas, y conseguir que sean su herramienta lúdica.
            La recomiendo también porque hay mucho manoseo. Manoseo de otros textos. Si usted no lee mucho o no lo suficiente podrá conocer otros textos literarios y no literarios, eso sí, pasados por las intervención de Lacolz. Usted no sabrá qué tanto es el texto original y que tanto fue el manoseo del autor, pero chance y hasta lo haga ir a investigarlo, es decir, lo hará buscar a los autores a que remite.
       La recomiendo también, porque si usted es cercano a Lacolz tal vez aparezca caricaturizado como personaje. Y recuerde siempre que la literatura es  ficción, en el momento en que narramos ya estamos omitiendo datos o exagerando.
            La recomiendo, finalmente, porque tiene un final terrible que no deberán perderse. Sí, todos mueren al final y cómo mueren.
No, esto último no es cierto, pero siempre había querido decirlo en una presentación.
            Felicidades a Lacolz, y gracias a Germán, Fer, Aleida, Luisergio, Cecy, y a todos los que estuvieron implicados.
Muchas gracias.




*La presentación del libro la realizamos en una Quinta con alberca y palapa. Una tarde demasiado calurosa, en la que llegaron más de 120 personas. Al terminar en la mesa de comentarios siguió la música, la cerveza, la botana, la venta de libros, las firmas y más tarde la zambullida en la alberca. Gracias a todos los que nos acompañaron.