domingo, 5 de octubre de 2014

La hormiga insurrecta/ Romina Inzunza



¿Qué sería de mi vida si dejara al grupo, si estuviera en desacuerdo con trabajar todo el día para dar de comer a la reina, si quisiera ser libre?
La hormiga insurrecta


La hormiga sanciona moralmente a la cigarra porque en el fondo desea ser como ella. Desearía aprender a despreocuparse por el mañana.

Ser cigarra no es solamente dejar de trabajar y cantar todo el día. Es practicar la libertad. Habrá hormigas que por más que canten no podrán disfrutarlo.

–Ser libre pesa más que no serlo –dice una cigarra. Las cigarras son solitarias. Las hormigas siempre van en grupo.

Si una hormiga decide dejar su sociedad monárquica por lo menos sabe trabajar. Si a una hormiga reina la abandonan todas las hormigas obreras se enfrentará al desempleo. En ningún lado hay vacantes de reina.

¿Por qué es tan difícil que las hormigas se organicen, si son la mayoría?

Ser una cigarra atrapada en el cuerpo de una hormiga.

La pequeña hormiga adolescente encontró un libro que habla de jornadas laborales de seis horas, de tiempo libre, de clases prácticas de artes para todos, de paseos sin reloj, de aprender otros oficios. Ahora comienza a odiar su vida. Ve a sus compañeras, afanosas, y odia el libro porque le descubrió otra posibilidad: la de cuestionarse.

La hormiga insurrecta ahora se toma unos minutos de descanso; en ellos le gusta sólo ver pasar el tiempo, contemplar el paisaje. Desearía que sus compañeras estuvieran en la misma situación, que hicieran un alto, que tomaran una pequeña siesta, sin sentirse culpables. Pero las otras hormigas comienzan a verla con desaprobación.

La pequeña hormiga joven ya no tiene miedo, pero no sabe qué hacer, no sabe qué sigue. Ahora conoce la angustia, la angustia del que es libre.

La hormiga joven decide enfrentar lo que venga. A veces quisiera matar a la reina, así liberaría a todas sus compañeras, pero sabe que ellas no quieren ser liberadas.


Lecturas de una hormiga que despierta

Después de leer a Augusto Monterroso, la hormiga escribió:

Y cuando despertó seguía siendo hormiga. Ser cigarra había sido un sueño.

A la hormiga insurrecta le gustaría poder decir: “Preferiría no hacerlo”, como Bartleby. También le gustaría tener una opción que la consuele, y no morir de inanición, como Bartleby. (Después de leer a Herman Melville)

La primera forma de la esperanza (de una hormiga) es el miedo, el primer semblante de lo nuevo, el espanto. (Leyendo a H. Muller)