E-book (libro electrónico): versión electrónica o digital de un libro.
También suele denominarse así al dispositivo usado para leer estos libros, que
es conocido también como e-reader o
lector de libros electrónicos.
Para quienes gustamos de los libros no sólo por sus contenidos, sino
por sus hojas, sus pastas, sus diferentes tipografías, su olor a papel nuevo,
su tamaño, su forma y demás detalles meramente físicos, será tiempo de ir
asimilando esta era digital en la que se habla de la desaparición del libro y,
como consecuencia, de las librerías y las bibliotecas como las conocemos ahora.
Cuando
el tema comenzó a dar de qué hablar, pensé que en México pasarían muchos años
para realmente preocuparnos de que los libros electrónicos se convirtieran en
una “amenaza” para el viejo codex de
papel; la probabilidad de que la mayoría tuviera acceso no a un lector de
libros electrónicos, sino a una computadora portátil, era lejana y seguiría
siendo lejana. Intenté aferrarme a la idea de que yo no cambiaría las páginas
de mis libros por un aparato (altamente robable hoy día). Pero la tecnología a
todos algún día nos alcanza y, antes de que me rebasara, me encontré
descargando libros electrónicos, ya fan de páginas web que comparten libros o tips para conseguir todo tipo de
títulos.
No
sucedió, como había llegado a pensar, que un soporte (digital) sustituyera al
otro (de papel), sino que ambos empiezan a convivir y, en todo caso, se
complementan. No me desharé de todos mis libros por más volumen que ocupen en
distintos espacios de mi casa, ni dejaré de desear tener en mis manos ediciones
de lujo por más que pesen. Debo admitir que los libros electrónicos tienen sus
ventajas, por ello es que busqué algunos de los pros y los contras para, de
manera muy aproximativa, reflexionar sobre el tema.
Del
lado de los pros destaca la portabilidad, una profunda tendencia en la historia
y la cultura del libro. Se dice que en el espacio que se empleaba para tener un
libro mediano hoy caben los dispositivos necesarios para leer libros
electrónicos (llámese laptop, ipad, blackberry, iphone,
etc.), éstos pueden portar o vincular miles de libros: una biblioteca entera
puede cargarse en el bolsillo.
También
el acceso a librerías y bibliotecas móviles. A la fecha existen librerías que,
además de vender libros empastados que te envían por paquetería, también tienen
venta de e-books que en cuestión de
segundos se descargan. Del mismo modo encontramos bibliotecas virtuales con
cientos de textos disponibles. La mejor parte es que puedes consultarlas,
comprar, bajar contenidos, etc, las 24 horas del día, los 7 días de la semana,
los 365 días del año, franqueando las distancias… notable ventaja frente a, por
ejemplo, cualquier biblioteca del mundo que se restringe a horarios, tarjetas
de préstamo y disponibilidad de tiempo.
Los libros
independientes en la red representan un límite. Aumentan las posibilidades de
que una persona edite su propio libro y lo comercialice vía Internet. Esto es,
que con los libros electrónicos se puede llegar a prescindir de editoriales y
distribuidores que muchas veces deciden publicar únicamente desde el punto de
vista comercial; por otra parte, el autor se lleva mayor ganancia por su
trabajo.
Por
supuesto que esto aumenta el número de literatura de poca calidad, tanto en
contenido como en trabajo de corrección y edición. Y así comenzarían los
contras.
Los
lectores de libros electrónicos (e-reader)
para funcionar adecuadamente dependen de carga eléctrica y de pila, además de
que requieren que el usuario sepa usar la computadora: si hay un apagón o si no
estás capacitado para emplear dicha tecnología, adiós biblioteca portátil;
¿todavía quedan de aquellos grandes lectores, los denominados expertos, que no
entrarán al flujo digital por resistencia a los nuevos soportes?
Para
comprar, descargar, compartir o consultar libros electrónicos es indispensable
tener acceso a Internet, y ese acceso implica costos adicionales que aún pocos
pueden sostener.
Si bien
es posible prescindir de editoriales y distribuidores al hacer un libro
electrónico, muchas veces éstos no se leen ya sea por un escaso conocimiento de
cómo funciona el mercado por Internet o porque la ausencia de cuidado
gramatical los arruina como producto cultural.
Más que
concluir, cierro con una idea preliminar a este vasto tema: los libros
electrónicos están dirigidos a cierto perfil, en su mayoría jóvenes o adultos
jóvenes que conjuntan una serie de recursos, habilidades y conocimientos en el
uso de tales opciones, lo cual relega a la mayoría de la población y a una
parte significativa del público lector.
Metrópolis, junio 2011
http://revistametropolis1.blogspot.mx/2011/06/libros-sin-papel.html
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