domingo, 8 de abril de 2012

Va la tercera, esperamos que no sea la vencida



En la tercer serie de la colección Siglo XXI. Escritores coahuilenses, de la editora de la Universidad Autónoma de Coahuila, aparece (por fin) el libro de cuentos Fuegos Fatuos, de Alfredo Loera, después de los vericuetos burocráticos que pasó para, ya impreso, poder circular.
Denominaría los relatos que nos presenta Alfredo, sólo por tratar de asirlos desde adjetivos y conceptos literarios ya conocidos y descritos, como cuentos de terror posmoderno.
Un terror que no lo provoca el suspenso, ni la misma descripción del miedo, ni la deformidad o mutilación del cuerpo humano, sino el terror de saberse solo, la angustia de saber que el insoportable y único destino es la desesperanza. Los personajes saben que nada cambiará en su cotidianidad, que nadie aparecerá para salvarlos, que se encuentran solos, porque la soledad es también estar rodeados de seres con los que es imposible comunicarse.
Sobre la estructura del cuento moderno (donde acciones y acontecimientos tienen lugar gracias a un vínculo de alta precisión con el desenlace), Alfredo Loera articula elementos que van más allá de las posibilidades que guarda el prototipo tradicional del subgénero. Al menos en relación a dos características que encuentro en Fuegos Fatuos, donde confluyen algunos recursos usados en el cuento de terror (los más sutiles) y otros tantos rasgos de lo que se ha llamado narrativa posmoderna.
Algunas de las características que permean estos relatos y que yo emparentaría con el cuento de terror son: el misterio, confusión de los planos del sueño y la vigilia, el tema de la muerte, así como el recurso a indicios no resueltos.
Respecto a la narrativa posmoderna, coincide con que son textos que dan pie a distintas lecturas, tienen un narrador no homogéneo, requieren de una lectura un tanto indiferente hacia lo externo y capaz de asumir información fragmentaria, de convivir con la inestabilidad y la pérdida de la referencia sobre lugares; requieren mayoritariamente de un lector activo, que complete significados.
La UAdeC no había tenido un impulso editorial tan decidido y continuado como el de esta colección que ha llegado a la tercera serie, lo cual indica también que la producción de los autores coahuilenses se encuentra en un buen momento. No obstante, la falta de una estrategia de distribución y circulación igualmente decidida puede arruinar este buen momento de producción intelectual y editorial.
Los ejemplares tardan demasiado en liberarse debido a simples trámites  burocráticos que se complican inexplicablemente; la oferta institucional al público ha resultado, más que limitada, francamente deficitaria; los libros se distribuyen por la iniciativa de los autores y no por vínculos comerciales y difusores como parte de una política de publicaciones integral por parte de la universidad.
Entre los títulos recientes relacionados de manera directa al quehacer literario, se pueden destacar, además de Fuegos fatuos, el ya comentado en esta colaboración Miel de Maple, de Miguel Báez, parte de la segunda serie, y el poemario de Julio César Félix Mis ojos el fuego, títulos disponibles en la librería del Teatro Isauro Martínez.

Metrópolis, febrero 2011
http://revistametropolis1.blogspot.mx/2011/02/libros-va-la-tercera-esperamos-que-no.html

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