jueves, 5 de abril de 2012

80 años del TIM


La fascinación de don Isauro por la mezcla de culturas -muy propia de la región- se ve reflejada en el frontis de aspecto medieval, cuyo vitral contiene un medallón con una bailarina del tipo music hall -tan de moda en aquel entonces- enmarcado en un arco islámico. Por otra parte, las guirnaldas laterales responden a las características del estilo art noveau.
Orellana, Laura, Teatro Isauro Martínez, Fineo, 2005

La Laguna cuenta con un inmueble de características extraordinarias en el contexto de la arquitectura en México. Es el teatro Isauro Martínez, cuya composición física integra un aire medieval con tendencias orientales, neogóticas y noveau. En la esquina de Matamoros y Galeana tenemos una construcción que reúne elementos estéticos de distintas culturas del planeta, como una condensación material de tiempos y espacios lejanos; este año 2010 celebramos su 80 aniversario.

Hace cinco años, con motivo del 75 aniversario, se publicó la historia de este recinto artístico de los laguneros: Teatro Isauro Martínez, Patrimonio de los mexicanos. Es sin duda la obra documental más completa dedicada a difundir el valor artístico e histórico del TIM.

Aquí se incluyen, además de una breve semblanza de la historia de Torreón, datos pormenorizados y anécdotas que documentan los antecedentes que marcarían el camino para la construcción de uno de los teatros más bellos del país: la carpa Pathé, el Cine Imperio y el teatro Princesa, empresas en que don Isauro Martínez hizo sus pininos como promotor de espectáculos y precursor de la infraestructura cultural de nuestra ciudad.

Los esfuerzos realizados en dichas empresas desembocaron en la capitalización necesaria, en experiencia y finanzas, para levantar el teatro sobre las cenizas del Cine Imperio, después de un incendio que lo arrasó (aprovechando el hecho adverso para ampliar la superficie de construcción y la capacidad en asientos).

Fue el 7 de marzo de 1930 cuando empezó a funcionar el teatro con el mismo nombre que actualmente tiene; la inauguración, con todos los elementos de pompa y fiesta, fue un suceso que atrajo la atención de la comunidad entera.

La investigación histórica, realizada por Laura Orellana y colaboradores, refleja la diversidad de usos y espectáculos que tenían lugar tanto en el teatro Isauro como en sus antecesores y competidores, cuando la Laguna era algo así como un hervidero multicultural: una región cosmopolita y ya globalizada (aunque tal vez este término no se usaba entonces); también registra el declive de la empresa cultural en su primera etapa, su abandono y resurgimiento.

Una narrativa amena y sencilla conduce al lector por una trayectoria de esplendores, olvidos y relevos gestionarios que signaron el destino del TIM: no sólo permanecer como sólido testimonio del sincretismo y apertura cultural de nuestros ancestros, sino el mantener sus puertas abiertas para la expresión artística y el encuentro de grupos e instituciones.

El libro está dividido en diez apartados, cuenta con una amplia selección de fotografías de época y excelentes retratos contemporáneos de los espacios, detalles decorativos y murales que tanto distinguen al inmueble (obra del pintor valenciano Salvador Tarazona). El bagaje documental es riguroso: hemerografía, iconografía, archivo e historia oral se combinan para describir las huellas que en el tiempo ha dejado este patrimonio de los mexicanos.

Estemos atentos a los festejos y actividades que este año ofrece el TIM en su 80 aniversario.

Metrópolis, abril 2010
http://revistametropolis1.blogspot.mx/2010/04/80-anos-del-tim.html

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