La fascinación de don Isauro por la mezcla de culturas -muy propia de
la región- se ve reflejada en el frontis de aspecto medieval, cuyo vitral
contiene un medallón con una bailarina del tipo music hall -tan de moda en
aquel entonces- enmarcado en un arco islámico. Por otra parte, las guirnaldas
laterales responden a las características del estilo art noveau.
Orellana, Laura, Teatro Isauro Martínez, Fineo, 2005
La Laguna cuenta con un inmueble
de características extraordinarias en el contexto de la arquitectura en México.
Es el teatro Isauro Martínez, cuya composición física integra un aire medieval
con tendencias orientales, neogóticas y noveau.
En la esquina de Matamoros y Galeana tenemos una construcción que reúne
elementos estéticos de distintas culturas del planeta, como una condensación
material de tiempos y espacios lejanos; este año 2010 celebramos su 80
aniversario.
Hace cinco años, con motivo del
75 aniversario, se publicó la historia de este recinto artístico de los
laguneros: Teatro Isauro Martínez,
Patrimonio de los mexicanos. Es sin duda la obra documental más completa
dedicada a difundir el valor artístico e histórico del TIM.
Aquí se incluyen, además de una
breve semblanza de la historia de Torreón, datos pormenorizados y anécdotas que
documentan los antecedentes que marcarían el camino para la construcción de uno
de los teatros más bellos del país: la carpa Pathé, el Cine Imperio y el teatro
Princesa, empresas en que don Isauro Martínez hizo sus pininos como promotor de
espectáculos y precursor de la infraestructura cultural de nuestra ciudad.
Los esfuerzos realizados en dichas
empresas desembocaron en la capitalización necesaria, en experiencia y finanzas,
para levantar el teatro sobre las cenizas del Cine Imperio, después de un
incendio que lo arrasó (aprovechando el hecho adverso para ampliar la
superficie de construcción y la capacidad en asientos).
Fue el 7 de marzo de 1930 cuando
empezó a funcionar el teatro con el mismo nombre que actualmente tiene; la inauguración,
con todos los elementos de pompa y fiesta, fue un suceso que atrajo la atención
de la comunidad entera.
La investigación histórica,
realizada por Laura Orellana y colaboradores, refleja la diversidad de usos y
espectáculos que tenían lugar tanto en el teatro Isauro como en sus antecesores
y competidores, cuando la Laguna era algo así como un hervidero multicultural: una
región cosmopolita y ya globalizada (aunque tal vez este término no se usaba
entonces); también registra el declive de la empresa cultural en su primera
etapa, su abandono y resurgimiento.
Una narrativa amena y sencilla
conduce al lector por una trayectoria de esplendores, olvidos y relevos
gestionarios que signaron el destino del TIM: no sólo permanecer como sólido
testimonio del sincretismo y apertura cultural de nuestros ancestros, sino el mantener
sus puertas abiertas para la expresión artística y el encuentro de grupos e
instituciones.
El libro está dividido en diez
apartados, cuenta con una amplia selección de fotografías de época y excelentes
retratos contemporáneos de los espacios, detalles decorativos y murales que
tanto distinguen al inmueble (obra del pintor valenciano Salvador Tarazona). El
bagaje documental es riguroso: hemerografía, iconografía, archivo e historia
oral se combinan para describir las huellas que en el tiempo ha dejado este
patrimonio de los mexicanos.
Estemos atentos a los festejos y
actividades que este año ofrece el TIM en su 80 aniversario.
Metrópolis, abril 2010
http://revistametropolis1.blogspot.mx/2010/04/80-anos-del-tim.html
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